CARTA A MI HIJO
Querido hijo:
Te escribo esta carta sentada a tu vera mientras tecleas el ordenador que sostienes en las rodillas, mientras las carcajadas de este finde se arremolinan en mi mente y se mezclan con las que se arrancan de mi boca al tiempo que leo a los impresentables de siempre.
Y tú me vuelves a preguntar qué es lo que me hace tanta gracia, y yo te respondo lo de siempre.
- Es esta gente, hijo mío, mis amigos del blog, que están como cabras.
Y me paro a pensar, y te miro de reojo, y veo que estás tanto en el “tuenti” como en el “feisbuk”, que abres el “yutub” como intercambias diálogos en el “mesenyer”.
Y me apetece decirte que cuando hables con gente por Internet seas tú, que saques de ti tu propia esencia, que no te embadurnes de una personalidad que no sea la tuya propia. Navega en la transparencia y lograrás llegar a la gente. No te digo por eso que seas un necio y que no te protejas, pero nunca te inventes. Sé tú. Incluso utilizando otro personaje, mantén tus principios y tus ideales.
Y siendo así te encontrarás con gente con la que puedas empatizar. Y algún día podrás conocerles y llevarte la grata sorpresa de que todo cuanto ocurrió en la vida cibernética, se ofrece con naturalidad en esta vida que nos late.
Y podrás sentir la emoción de sentirte querido, y ver la sonrisa de afabilidad en la cara de quien deseabas conocer tanto, y sentir la calidez de sus abrazos, y la sinceridad de sus palabras, y la alegría del encuentro, y el regocijo de compartir horas inmerso en risas y chácharas, y…
Otro día te cuento más cosas. Ahora llego tarde a mi clase de inglés. Te dejo mi portátil encendido, para que eches un vistazo y leas estas letras.
Te escribo esta carta sentada a tu vera mientras tecleas el ordenador que sostienes en las rodillas, mientras las carcajadas de este finde se arremolinan en mi mente y se mezclan con las que se arrancan de mi boca al tiempo que leo a los impresentables de siempre.
Y tú me vuelves a preguntar qué es lo que me hace tanta gracia, y yo te respondo lo de siempre.
- Es esta gente, hijo mío, mis amigos del blog, que están como cabras.
Y me paro a pensar, y te miro de reojo, y veo que estás tanto en el “tuenti” como en el “feisbuk”, que abres el “yutub” como intercambias diálogos en el “mesenyer”.
Y me apetece decirte que cuando hables con gente por Internet seas tú, que saques de ti tu propia esencia, que no te embadurnes de una personalidad que no sea la tuya propia. Navega en la transparencia y lograrás llegar a la gente. No te digo por eso que seas un necio y que no te protejas, pero nunca te inventes. Sé tú. Incluso utilizando otro personaje, mantén tus principios y tus ideales.
Y siendo así te encontrarás con gente con la que puedas empatizar. Y algún día podrás conocerles y llevarte la grata sorpresa de que todo cuanto ocurrió en la vida cibernética, se ofrece con naturalidad en esta vida que nos late.
Y podrás sentir la emoción de sentirte querido, y ver la sonrisa de afabilidad en la cara de quien deseabas conocer tanto, y sentir la calidez de sus abrazos, y la sinceridad de sus palabras, y la alegría del encuentro, y el regocijo de compartir horas inmerso en risas y chácharas, y…
Otro día te cuento más cosas. Ahora llego tarde a mi clase de inglés. Te dejo mi portátil encendido, para que eches un vistazo y leas estas letras.
Tu madre, una bloguera afortunada,
PD: Me olvidé de decirte que la experiencia fue para repetir, que el finde fue maravilloso, que la tarde-noche fue mágica, que las cuchis son perfectas, con un corazón 90-60-90, que me tienen enamorada, y que el resto de impresentables fueron la guinda del pastel.
Desde aquí les mando un besazo a todos y cada uno de ellos. No los nombro porque la incógnita les hace honor a su grandeza. Si ellos quieren desvelar su identidad, que lo hagan. Para eso es de ellos.
Música: "Across the Universe" de los Beatles
Imagen: Michael Eastman
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