¿Sabéis lo que es escuchar la 9ª de Beethoven dentro de una mano?
¿Y mantener el equilibrio sobre las cuerdas de un chelo sin caerse?
¿Y volar sobre una pradera mientras sus manos danzan en mi cintura?
¿Y viajar en una batuta yendo de metales a cuerdas, de solistas a coros, de emociones a éxtasis?
¿Sabéis qué es sentir que tus elecciones son las adecuadas mientras un coro dibuja el Himno de la Alegría en el aire?
¿Y mirar de reojo la sonrisa más linda del Universo y saber que tus emociones son las culpables de tanta belleza?
¿Sabéis cómo huele el amor?
Yo sí...
Me encanta carecer de cultura musical y que tú seas mi lazarillo, que me tararees todos los compases de una sinfonía con tus dedos bailando en el abrazo de mi mano al tiempo que una orquesta me despierta tantos sentires y mis lágrimas de alegría fluyen en gratitud por darme tanto.
Eres un amor, el amor de mi vida.
He estado escuchando muchos fragmentos de esta sinfonía y he decidido poner este trocito porque es el que más me recuerda tu destreza en interpretar esta obra de Beethoven como jamás lo hiciese nadie.
Creedme, no hay instrumento que suene mejor que los pulsos acompasados de las manos de mi cuchi-cuchi.