viernes, 31 de diciembre de 2010

fin





Hace frío

Se congeló la regadera

Se marchitaron las risas




Os deseo felicidad a todas las personas que habéis compartido momentos en

El jardín de las risas.



Gracias por vuestra compañía

por vuestras palabras

por vuestro calor.




miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡eh, espera papa noël!



¡Eh, espera Papa Noël!

No te la lleves aún.

Permite que mi gente escriba en esta carta sus deseos.

Regresa en Nochebuena y llévatela entonces.

Yo ya he escrito los míos.

Son pocos, muy poquitos, ninguno material.

¡Venga, va, sé generoso!


¡Tendría tanta alegría...!


¡Feliz Navidad, mi gente!


Y

en otro orden de cosas,

y para no dejar un regustillo tristón,

os dejo una instantánea de la otra tarde

capturada por Groucho

mientras las cuchis preparaban unos regalitos bajo un abeto.


¡Hay que ver...! ¡Menos mal que no se nos ven las caras...!




;)

jueves, 16 de diciembre de 2010

imprescindible

Un rayito de esperanza

y amanece la sonrisa



Compartimos nuestros primeros profesores de vida. Nuestro nido tuvo idéntico calor. Dicen las malas lenguas que nuestros rostros se asemejan (¡qué guapa soy, mama!).

Pero no logro entender qué es lo que hay de especial dentro de ti y que carecemos el resto de tus hermanos. Será esa adolescencia a caballo entre guateques y hospitales, entre besos y recetas que gestó tu gesto. Ese algo que no está impreso en la genética. Ni la providencia se hace cargo de ello.

Eres tú, tú solo, quien convierte a niños jugando, en estela de tu sombra, quien almacena en las paredes de su alma los títulos de mejor padre, mejor hermano, mejor esposo y mejor hijo, quien convierte su hogar en guarida y cacho.

Alcanzo tan solo a intuir el imán que nos tiene unidos a ti. Será tu sabiduría, esa dulzura con que sabes mirar, la atención bien medida que prestas a nuestras inquietudes. Será la mesura, preciosa palabra que te retrata. La verdad es que después de tantos años cerca de ti, aún no he sabido descifrar esa magia. Pero lo cierto, lo mejor de todo, es que ni siquiera me importa.

Me importa tenerte, disfrutarte, poder contarte. Me importa pensar que siempre serás el cordón umbilical que nos engancha.

A veces padre, a veces hermano, a veces confidente y amigo... Sí, ese padre con el que uno siempre sueña, lo encontré hace años en ti. Y me gusta.

Dicen que nadie es imprescindible. Mentira. Tú, sí.

domingo, 12 de diciembre de 2010

dos años de amor


Te quiero de mil modos
te quiero sobre todo
me haces bien, me haces bien, me haces bien.

Basta ver el reflejo de tus ojos en los míos
como se lleva el frío
para entender
que el corazón no miente
que afortunadamente
me haces bien, me haces bien, me haces bien.






Son tantas las canciones
que tejen nuestra historia de amor
que es difícil elegir una.
Sin embargo no dudo en afirmar
que Drexler es el que mejor canta
nuestros poemas de amor.
Te quiero,

sábado, 4 de diciembre de 2010

ahora que pienso...







Cómo me gustaría poder soltarme, quitar de encima estas cuerdas que me aprisionan y salir, salir corriendo, contigo de mi mano y correr hasta que nuestras siluetas perdiesen la definición. Llegar a ese sitio que mi sueño dibuja, en el que nada nos abrasa, en el que nos deja ser, sentirnos vivos, disfrutar de la libertad mayúscula.
Poder ser por unos días tú y yo, sin nadie más, sin nada más, y que al regresar, la oscuridad haya recobrado la luz de entonces. Un lugar en el que nada tenga que ser pagado, un lugar sin buzón para albergar facturas, sólo las cartas de los amigos con los que intercambiar memorias de canciones bailadas juntos.
E ir al mar, y disfrutar en mi cuerpo el frío invierno con la calidez de un corazón tranquilo.
Cómo me gustaría olvidarme de las pesadillas, borrar la realidad que me amenaza y que la risa, que es olvido, se instale de nuevo, perpetua, en mi cara.
Como era.





jueves, 25 de noviembre de 2010

balloon



You are my balloon
when I turn the corner





Hoy he cantado en la ducha
y no he necesitado azúcar en el café

Tu sonrisa se empeñó esta madrugada
en dormir pegada a mi cintura

.
.
.

martes, 23 de noviembre de 2010

floja


donde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos
donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
volveré a ese lugar donde nací




Conducir me hipnotiza. Ya lo he escrito en otras ocasiones. Y mientras lo hacía ayer noche, una fila de luces rojas y destellantes paralela a otra idéntica pero de color blanco, me transportaban a ti, como en una pasarela, directa al recuerdo de tu calor.
En esas tú ibas sentado en un tren camino de Madrid y yo en dirección contrario viajaba hacia mi casa mientras mi corazón se empecinaba en rodar al revés.
Sólo hago que sentir contrariedades, andar bocabajo, desear lo opuesto; no me conformo con lo que tengo, pero cuando pienso en abandonarme a la suerte, se me encogen las tripas, mi corazón se estrangula y lo único que pienso es que no sé qué pensar. Y pienso que me gustaría no pensar.
Hay días en que la vida pasa como un avión en el cielo, parece que tenga que dejar estela, pero al final, ni rastro. Y no son ni un día ni dos. Últimamente son muchos. Pero la vida no deja de pasar. Y con ella, mis días y mi suerte, mis años y mis canas. Y siento no estar viviendo mi vida, sino la del mundo que me rodea. Me siento cautiva de una vida que no me pertenece. Quiero gritar, y ni eso puedo hacer. Porque no sé ni qué quiero gritar. Porque lo que vivo no siempre me gusta, pero lo que no vivo, si tú no estás allí, tampoco lo quiero.
Y mientras ayer conducía, Antonio Vega se empeñaba en hacerme el trayecto más triste, agrandar la distancia entre Huesca y Madrid.

Ahora que tú estás

deseo Madrid contigo

y cuando puedo tener Madrid

es imposible que tú estés allí