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Hace un rato, mientras hacía la cena, veía la serie “Cuéntame”.
Me ha retrotraído a mi infancia, a las colas que hacíamos en casa para ir al lavabo. Era horrible que mi hermana nos pillara la delantera, pues era una gran aficionada a la prensa del corazón y, si la pillabas con revista recién comprada, podías acabar con los mayores retortijones de tripas, amén de otras cosas que prefiero no mencionar.
Recuerdo lo difícil que era despertarse en mi casa, sacar un pie de la cama y sentir cómo se congelaba al instante. Es ahora mi hijo quien me cuenta entre risas las anécdotas que le narra su padre sobre la primera noche que pasó en mi casa y de cómo amaneció agotado de soportar las tres mantas que le durmieron de puro peso.
Todavía siento el ahogo que me invadían las primeras noches que pasé fuera de mi casa cuando empecé la universidad, la calefacción desmedida, la falta de hábito al calor. Recuerdo el olor de esa primera casa cen la que viví con radiadores a punto de explotar, lo insoportable de su encierro.
Me produce una sensación de relax el rememorar las mañanas en las que me vestía en la cocina frente a una estufa que calentaba previamente mi ropa interior para no sentirla como mojada, mientras el olor a tostadas recién hechas era el punto de reunión de mis cinco hermanos en el que nos disputábamos la nata que regalaba la leche de vaca hervida.
Ahora llueve afuera pero no es la misma clase de lluvia que la de entonces. Me chiflaba pasar por debajo de los alerones y chupirme antes de entrar al cole, meterme en los charcos de lluvia y que el agua se colase dentro de mis katiuskas mientras parecía caerme dentro del cielo reflejado.
Ahora ya no llega ninguna niña a clase con el pelo recién lavado y sus puntas como chupones descongelándose encima del pupitre mientras dibujan un corazón que se diluye con el deshielo de su cabello.
Es el cambio climático. Es el confort. No sé si sabría volver atrás, pero cuando miro allí, me gusta. Y mucho.
Recuerdo lo difícil que era despertarse en mi casa, sacar un pie de la cama y sentir cómo se congelaba al instante. Es ahora mi hijo quien me cuenta entre risas las anécdotas que le narra su padre sobre la primera noche que pasó en mi casa y de cómo amaneció agotado de soportar las tres mantas que le durmieron de puro peso.
Todavía siento el ahogo que me invadían las primeras noches que pasé fuera de mi casa cuando empecé la universidad, la calefacción desmedida, la falta de hábito al calor. Recuerdo el olor de esa primera casa cen la que viví con radiadores a punto de explotar, lo insoportable de su encierro.
Me produce una sensación de relax el rememorar las mañanas en las que me vestía en la cocina frente a una estufa que calentaba previamente mi ropa interior para no sentirla como mojada, mientras el olor a tostadas recién hechas era el punto de reunión de mis cinco hermanos en el que nos disputábamos la nata que regalaba la leche de vaca hervida.
Ahora llueve afuera pero no es la misma clase de lluvia que la de entonces. Me chiflaba pasar por debajo de los alerones y chupirme antes de entrar al cole, meterme en los charcos de lluvia y que el agua se colase dentro de mis katiuskas mientras parecía caerme dentro del cielo reflejado.
Ahora ya no llega ninguna niña a clase con el pelo recién lavado y sus puntas como chupones descongelándose encima del pupitre mientras dibujan un corazón que se diluye con el deshielo de su cabello.
Es el cambio climático. Es el confort. No sé si sabría volver atrás, pero cuando miro allí, me gusta. Y mucho.
Y sigue lloviendo...
(Gracias a mis papis por haberme dado lo que soy)
(Gracias a mis papis por haberme dado lo que soy)
29 comentarios:
Los días de lluvia son ideales para los lindos recuerdos como los tuyos.
Precioso post!!
Un beso, Jardinera!
Hola Jardi, guapa, que reaparezco por fin tras unas semanas en las que he tenido los dedos ausentes, y no era capaz de teclear ni un comentario.
Un beso fuerte.
(Comparto algunos de tus recuerdos y de los de cuentame, claro)
Beso (otro)
Llueve y ahora no hay casi charcos. Mi recuerdo infantil de lluvia es cuando llovía por la mañana de camino al cole y paraba durante las clases a la salida de mediodía quedaban unos charcos enormes, con agua cristalina y brillante de la que alguna vez (niños no hagáis esto ahora)llegamos a beber.
Julia, yo prefiero los días de sol, soy de calor y achicharrarme, de sudar la gota gorda y llenarme de colorines. Pero sí, estos recuerdos son lindos.
Besos para ti,
Futurblog, alegría me da verte de nuevo. Espero que con energías renovadas y con alegría en el cuerpo. Tardases lo que tardases, yo aquí estaba, esperando ver tu sonrisa siempre en mi jardín.
Muas renovados y bien naranjas para ti,
Edanmir, y yo que creía que eras un jovenzuelo de primeros amores y te has tirado de plano con tus recuerdos. Ahora, aparte de ponerte corazón asmoroso, te pongo cerca de mi quinta.
¡¡Hasta me caes mejor!! Jajajajaja...
Besos con solera,
En los días de lluvia, la añoranza se hace palpable. Hermosos recuerdos los tuyos Jardi. Y linda su descripción.
Es bueno recordar, porque lo que no se recuerda es que no ha existido. Y es bueno también añorar, aún con la mirada puesta siempre en el mañana.
Mil besitos, desde un Bilbao rebosante (por demás), de lluvia.
Dios!
En casa de mi abuela tenían braserooooo y las mejores mediendas eran esas en las que metías los pies debajo de la mesa camilla y sentías el calorcito ese tan regustito!
;)
Besicos
Yo estuve yendo mucho a Bilbao durante unos 8 años Silvia y apenas llovía cuando estaba la jardi por allí. Seguro que algunos desearían verme de vuelta... más que nada, por lo del sol.
Remuas,
Jo Belén, lo del brasero tb me trae recuerdos a mí. En mi habitación tenía una mesa camilla con brasero debajo (eléctrico) y cuando me levantaba de madrugada a estudiar, me quedaba "frita" sobre la mesa gracias al calorcito que subía y subía.
Hoy casi apetece un braserito... ¡menudo frío hace!
Besetes,
...Y ¡qué me dices de coger un "chuzo de punta" (literalmente) e irle chupando hasta la puerta del cole! luego entrabas con las manos heladas y no podías escribir durante algunos minutos.
Hoy el recreo con los de Infantil ha sido tremendo, no han podido salir por la lluvia y uffff.
Me gusta la lluvia, pero sólo por fuera.
Besos Jardinera hermosa.
Menos mal Marina... ¡hoy no me tocaba recreo! jejejeje
Besos,
Qué sorpresa. Sorpresa la mía, por partida doble. Por un lado, verte en mi blog, por otro, descubrir lo hermoso y cuidado que tienes tu jardín.
Un beso enorme.
Jajajajaja, la alegría ha sido mía también. Te vi por no me acuerdo qué blog y ¡zas! a visitar a Raulete.
Te voy a enlazar, así no me olvidaré de ti.
Muas,
Hola Jardinera,
Me gusta el sol, con su luz, su color. Pero en el recuerdo, lluvia, si, era diferente. Por las katiuskas o por los charcos y el barro. Por el paraguas goteando.
¡Qué bien lo has descrito! Me has hecho rememorar algo parecido: los "chupones" de hielo colgando de los tejados; el aliento saliendo de nuestras bocas...
Y aun con tres mantas, ni con esas. Salias molido y con frio :)
Un abrazo
Y yo que no puedo ver la serie esa de Cuéntame, que tb es verdad que no veo la tv.
Lo que sí veo son tus palabras, y siento cierta nostalgia en ellas de un pasado mejor, donde nos arropaba el universo, y todo era seguro, y todo sabía bien.
Pero ahora, supernena mía, ahora todo es mejor. Porque entonces éramos felices de manera casi siempre incosnciente, y ahora, lo que nos toque, al menos lo hemos luchado, es nuestro y con un par y CNSCIENTEMENTE, lo disfrutamos.
Así que ni lluvias ni leches, que a mi tb me mola ver la lluvia y pensar de mas... pero a vces, amor, hace daño, hay cosas que hacen daño.
Te dejo un trozo de sol de ese que llevo tatuado en el color de la piel.
Yo la verdad es que fuí feliz, muy feliz de niña, pero me mola mas ahora, en vena, sin red, tusabes...
Cuídate mucho, quetequierobarbaridad¡¡¡¡
Quizás es que eramos niños y todo lo veíamos de otra manera.
De todas formas veo lo que hacen los niños de hoy en día y no lo cambiaría por mi infancia ni loco.
Besos.
A mi me encanta recordar esa infancia ...y me asombran si lo pienso los cambios vividos hasta aqui...creo que la falta de cosas nos hacia ser más imaginativos y no nos aburriamos...porque jugabamos a cualquier cosa entre una muñeca de trapo y nuestra imaginación...
Quiero creer que los niños siguen jugando imaginando pero ahora lo tienen en ese aspecto más fácil y por no se que miedo a que no tengan se les está malcriando ..
Habría mucho para hablar ...
Muchisimas gracias por tu comentario en el post de moaico urbano ,porque siendo profe en él veo que no estoy muy desencaminada y que mi experiencia no lo está tampoco ...es una lástima
Un beso y gracias
Joder! he entrado a ver qué me habías contestado a mi comentario, y resulta que no está... no lo entiendo.
Te hablaba de lo que me gusta que llueva si dentro, en el salón, hay buena compañía, charla y café humeante. Pero que si no es así, prefiero el sol, será porque me siento con él más o mejor acompañada.
Y me preguntaba el porqué de la nostalgia de la lluvia, de esa especie de sensación que sin ser desagradable, se agarra al pecho y te hace pegarte al cristal con melancólía.
Sigo sin entender la desaparición... :(
Se me han colado los recuerdos por la rendija del paraguas. Ahora todo es tan "aséptico" que mojarte un poco es como coger una pulmonía. ¡qué barbaridad! con el gusto que da mojarse.
Te dejo un beso Jardinera.
Para otro dia de lluvia que el agua te cale los pies te cuento un remedio: Mete el secador a toda potencia dentro de los calcetines 4 o 5 segundos y luego te los pones y ¡voilà! Mano se santo Jardi.
Bonitos recuerdos pero algo queda, seguro. Muá!
Esos días que, estando en casa a solas y mirando tras los cristales mojados, sabiéndonos seguros y a cobijo, tenemos un momento para tomar un café con nosotros mismos.
Que lindo cuando descubres que tus recuerdos y todos los que alguna vez han formado parte de ti, te han ido conformando como la bella persona que eres.
Felicidades a tus papis por haber realizado tan buen trabajo.
Un besazo Jardi
Pliñññ
Lo de las colas mañaneras era horroroso, lo de las hermanas presumidas todavía peor,y meterse en la cama helada aunque llevaras camiseta, pijama y calcetines de lana... que frío! que recuerdos!
Pero si me pasaba lo mismo que a tí! gracias por recordármelo.
Un placer haber encontrado tu blog.
Pues yo no se´que decirte Jardi.
A veces, con el paso del tiempo, idealizamos nuestros recuerdos, aquello de "... Cualquier tiempo pasado fue mejor..." Realmnete , yo no lo creo.
Seguramente, cuando tú eras una chiquilla, si te hubieran puesto dos baños en casa y una buena calefacción, hubieras sido más feliz que un ocho.
Pero es verdad, que hoy, se tiene tanto que ya no se aprecia nada, ni sabemos disfrutar de nada.
Yo por momentos, me voy a los 14 y de ahí no hay quien me mueva...Me voy a embadurnar los morros con una rebanada de nocilla...ja,ja,ja
(Es que lo de mojarme, como que no;-)
Mil besos, guapísima
P.D. En mi vida había oído lo de "chupirme" :-)
Aquí no suele llover demasiado, pero cuando llueve no valen paraguas. La diferencia es que antes en el cole no había calefacción. Si te mojabas un día de invierno, gripe asegurada.
¡Ay aquellos tiempos en que la gripe no tenía apellidos!
Besos.
jopelines cuanto agradezco tu visita a mi humilde casa.
gracias.
la lluvia me relaja mucho y me anima a soñar despierto.
muchas veces mientras llueve,
nos gusta mirar por la ventana y ver las gotas de lluvia que se quedan en el cristal...
la vida de una gota dura hasta el momento que llegan al suelo, luego se disipan... como si ya formaran parte de la vida cotidiana.
las lluvias traen momentos lindos
un beso y gracias
un abtrazo de gratitud
lluis
No me gustaría volver a mi infancia ,aunque verìa a mi padre que lo despedì en mis veintidos años.
Vería a mi madre jóven y a mi tìa pero me encontrarìa con mi inmensa soledad.
Cuando sueño de noche que soy niña la siento en el alma.
Soledad de única hija adorada y estudiando todo lo que se podìa:Arte escènico,danzas ,piano ,inglès etc etc .
El engreimiento por nada cuando los profesores me ponderaban ,la soberbia que tanto me costò superar y sobre todo la inmensa soledad de no saber compartir nada.
Ahora soy más feliz puès he superado todos mis miedos y tengo mi familia con tres hijos.Me ha costado la educaciòn del mayor-tuvo un problemita de autismo en su infancia-pero me siento feliz porque he sabido superar circunstancias que de niña no hubiera podido imaginar.
Tambien siempre ,como tù ,bendigo la memoria de mis padres y mi tìa que en el cariño valiò tanto como ellos.
No me gustaría volver a mi infancia ,aunque verìa a mi padre que lo despedì en mis veintidos años.
Vería a mi madre jóven y a mi tìa pero me encontrarìa con mi inmensa soledad.
Cuando sueño de noche que soy niña la siento en el alma.
Soledad de única hija adorada y estudiando todo lo que se podìa:Arte escènico,danzas ,piano ,inglès etc etc .
El engreimiento por nada cuando los profesores me ponderaban ,la soberbia que tanto me costò superar y sobre todo la inmensa soledad de no saber compartir nada.
Ahora soy más feliz puès he superado todos mis miedos y tengo mi familia con tres hijos.Me ha costado la educaciòn del mayor-tuvo un problemita de autismo en su infancia-pero me siento feliz porque he sabido superar circunstancias que de niña no hubiera podido imaginar.
Tambien siempre ,como tù ,bendigo la memoria de mis padres y mi tìa que en el cariño valiò tanto como ellos.
El pasado nos hace vivir más el presente, porque en el fondo es lo que somos. Por eso cuando miramos hacia aquellos días nos gusta tanto. Pero, para qué volver, si estamos en parte todavía.
Entrañable y hermoso.
Un saludo.
Hola cuchiflower,
hace tiempo que no venía por aquí y me encuentro con este lindo recuerdo..me has traído memorias y nostalgias :)..en mi casa cuando eramos pekes y llovía muchíisimooo (en verano claro)juntabamos en un cubo agua de lluvia para darnos un lavado de pelo y no sabes como te deja el cabello!!!! (que peluquería ni leches!!)costumbre que lamentablemente no puedo enseñar a mi niña porque aquí por suerte, o por desgracia, según como se mire, no llueven mas que dos gotas en pleno "invierno"..y en casa (en mi tierra)en pleno invierno cuando nos calabamos hasta el cuello de agua para llegar al cole, recuerdo que me gustaba llevar un piloto rojo con capucha que me hacía soñar que era caperucita roja (cosas de niñas de antes jejejee...ahora las niñas juegan a otros menesteres lamentablemente)e imaginar que no iba al cole sino a ver a mi abuelita que me haría pasteles..:)
desde luego, las infancias de ahora no son ni por asomo ni por lejos, las de antes, las que vivimos nosotras...
un abrazo enorme alado y besotes :)
Me encanta oír a Gene Kelly cantando eso de La lluvia en Sevilla es una maravilla cunado sale el Canfranero para Somport o así así.
Después afloran los recuerdos y disfrutamos de ellos entre risas y flores aunque ya no llueva
... compost y compost desde CR & LMA
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